INTELIGENCIA
ECOLÓGICA
I.
RESUMEN.
En
el presente trabajo se enfatiza en la necesidad de apoderarnos de la
información detallada y necesaria para adquirir conciencia de nuestros actos y,
a través de una transparencia radical, comprender las interacciones del hombre
con la naturaleza, incentivando así la inteligencia ecológica.
PALABRAS CLAVES.
Inteligencia
ecológica, transparencia radical, neocórtex, conciencia colectiva.
II.
ABSTRACT.
In the present study emphasizes
the need to seize the detailed information needed to become aware of our
actions and, through a radical transparency, understanding the interactions
between man and nature, thus fostering ecological intelligence.
KEYWORDS.
Ecological intelligence, radical
transparency, neocortex, collective consciousness.
III.
TEMA Y ARGUMENTO.
Inteligencia
se refiere a la capacidad de aprender de la experiencia y de tratar
adecuadamente a nuestro entorno, mientras que el término ecológico connota la
comprensión de la relación existente entre los organismos y sus ecosistemas.
3.1.
TRANSPARENCIA RADICAL
Las
exigencias a las que hoy en día nos enfrentamos requieren de una nueva
sensibilidad que nos permita reconocer la compleja y sutil red de
interconexiones que vinculan la vida humana a los sistemas naturales. La
transparencia radical convierte el conocimiento del impacto que provocan los
distintos productos en una fuerza que
puede influir de sistemática e las ventas. En este sentido, la transparencia
radical cuenta con una nueva generación de aplicaciones tecnológicas que
permiten procesar informáticamente inmensas bases de datos y ofrecernos un resumen de sus conclusiones
que facilite el proceso de toma de decisiones.
Cuando
conozcamos el verdadero impacto de nuestras decisiones, podremos utilizar esa
información para provocar cambios que nos orienten en una dirección más
adecuada.
La
transparencia radical nos permitirá advertir las consecuencias de las cosas que
fabricamos, vendemos, compramos y descartamos, un conocimiento que va mucho más
allá de la zona de confort habitual en la mayoría de las empresas. También
remodelará el entorno del mercado, promoviendo la aceptación de una
extraordinaria variedad de tecnologías y de productos más "verdes" y
más "limpios" y, de ese modo, nos obligará a cambiar.
3.2.
INTELIGENCIA ECOLÓGICA
La
expresión inteligencia ecológica ilustra a la perfección la capacidad de
aplicar nuestro conocimiento de los efectos de la actividad humana para hacer
el menor daño posible a los ecosistemas y vivir de un modo sostenible en
nuestro nicho, que, en el momento actual, abarca la totalidad del planeta.
La
capacidad estrictamente humana de adaptar nuestra forma de vida a casi
cualquier extremo climático o geológico que la tierra nos brinda es realmente
ejemplar.
La
expresión contemporánea de inteligencia ecológica ha expandido la capacidad
natural de los pueblos nativos para categorizar y reconocer pautas hasta el
desarrollo de las ciencias como la química la física y la ecología, aplicando
las lentes de esas disciplinas a cualquier lugar en el que operen los sistemas
dinámicos, desde la escala molecular hasta la escala global. Este conocimiento
del modo en que funcionan las cosas y la
naturaleza incluye el reconocimiento y la comprensión de las muchas
interacciones existentes entre los sistemas fabricados por el ser humano y los
sistemas naturales o lo que Daniel Goleman denomina inteligencia ecológica.
La
inteligencia ecológica combina todas esas habilidades cognitivas con la empatía
hacia toda forma de vida.
La
inteligencia ecológica extiende la capacidad a todos los sistemas naturales,
desplegando la misma empatía donde advirtamos cualquier signo de
"sufrimiento" del planeta y decidiendo mejorar las cosas. esta
empatía expandida añade al análisis racional de causas y efectos la
predisposición de ayudar.
3.3.
EL CEREBRO PENSANTE.
El
neocórtex, el cerebro pensante, evolucionó hasta llegar a convertirse en la
herramienta de supervivencia más versátil de nuestro cerebro. En este sentido,
el neocórtex puede descubrir, entender y controlar lo que ocurre en regiones
inaccesibles a los circuitos integrados de nuestro cerebro. Gracias a él,
podemos enterarnos de las consecuencias ocultas de nuestras acciones y lo que
tenemos que hacer al respecto y cultivar, de ese modo, una capacidad adquirida
que nos permita compensar la debilidad de nuestras formas innatas de percibir y
pensar.
3.4.
INFORMACIÓN ECOLÓGA Y BIEN COMÚN.
La
naturaleza fundamental compartida de la inteligencia ecológica entra en
sinergia con la inteligencia social, permitiendo la coordinación armónica de
nuestros esfuerzos. La capacidad de trabajar juntos de forma eficaz que
evidencia un equipo estrella combina habilidades como la empatía y la capacidad
de asumirla perspectiva de los demás, la sinceridad y la cooperación para
establecer vínculos interpersonales que aumentan el valor de la información. La
colaboración y el intercambio de información resultan vitales para acumular las
comprensiones y elaborar las bases de datos ecológicos necesarias para actuar
en áreas del bien común.
3.5.
OBJETIVOS ECOLÓGICOS.
Ø
CONOCER
LOS IMPACTOS.
Ø
ALIMENTAR
LAS MEJORAS.
Ø
COMPARTIR
LO QUE SE APRENDE
Basta con prestar atención
a las consecuencias reales de lo que compramos y de lo que hacemos, tomar la
decisión de llevar a cabo los cambios positivos necesarios y difundir nuestro
conocimiento para que los demás pudieran también hacer lo mismo.
Lo único que tenemos que
hacer es orientarnos hacia una mejora continua del impacto humano sobre la
naturaleza.
3.6.
CAMBIO DE CONCIENCIA COLECTIVA
VISIBLE.
Los
signos de la emergencia de este cambio en la conciencia colectiva son ya
visibles a nivel global, desde equipos de ejecutivos que se esfuerzan para que
las actividades de su empresa sean más sostenibles hasta activistas que
distribuyen bolsas de tela para ir a la
compra que reemplacen a las de plástico. En todas partes pueden advertirse ya
personas de relación con la naturaleza que modifique nuestra tendencia a los
logros a corto plazo por una relación a largo plazo más sana. En este sentido,
los resultados de las investigaciones más prominentes sobre los innumerables
peligros generados por la actividad humana sobre los ecosistemas de nuestro
planeta, como los ligados al calentamiento global, no son más que un comienzo.
Estos esfuerzos contribuyen a intensificar nuestra sensación de urgencia. Pero
las cosas no acaban ahí. Necesitamos recopilar lo datos detallados y
sofisticados que puedan guiar nuestra acción, lo que requiere de una análisis
continuo, de una disciplina decidida y de la búsqueda, en suma, de una
inteligencia ecológica.
IV.
ORGANIZADORES
V.
ANÁLISIS CRÍTICO
El
saber que autoridades o jefes de empresas se están preocupando proteger la
naturaleza es totalmente gratificante. Sin embargo, es necesario que la
sociedad también tome conciencia de las repercusiones de sus actividades.
Por
otro lado, depende también de la conciencia de cada persona para con el
plañera. Es necesario nos informemos del verdadero impacto que ocasionamos
diariamente, para luego tomar conciencia y, frente a esto, tomar decisiones
acertadas que contribuirán a mejorar las relaciones del hombre con su medio.
VI.
CONCLUSIONES
La
información del impacto de nuestras actividades resulta importante para la
comprensión, toma de conciencia y las decisiones acertadas.
El
compartimiento de los saberes ecológicos se torna vital, ya que necesitamos que
cada vez haya más personas comprometidas a contribuir al cambio ecológico de
nuestro planeta.
Bibliografía
Goleman,
D. (2009). Inteligencia ecológica. Barcelona: Kairós.
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