martes, 20 de noviembre de 2012

INTELIGENCIA ECOLÓGICA (WILSON SÁNCHEZ GIL)


INTELIGENCIA ECOLÓGICA

I.              RESUMEN.

En el presente trabajo se enfatiza en la necesidad de apoderarnos de la información detallada y necesaria para adquirir conciencia de nuestros actos y, a través de una transparencia radical, comprender las interacciones del hombre con la naturaleza, incentivando así la inteligencia ecológica.

PALABRAS CLAVES.
Inteligencia ecológica, transparencia radical, neocórtex, conciencia colectiva.

II.            ABSTRACT.

In the present study emphasizes the need to seize the detailed information needed to become aware of our actions and, through a radical transparency, understanding the interactions between man and nature, thus fostering ecological intelligence.

KEYWORDS.
Ecological intelligence, radical transparency, neocortex, collective consciousness.

III.           TEMA Y ARGUMENTO.
Inteligencia se refiere a la capacidad de aprender de la experiencia y de tratar adecuadamente a nuestro entorno, mientras que el término ecológico connota la comprensión de la relación existente entre los organismos y sus ecosistemas.

3.1.        TRANSPARENCIA RADICAL

Las exigencias a las que hoy en día nos enfrentamos requieren de una nueva sensibilidad que nos permita reconocer la compleja y sutil red de interconexiones que vinculan la vida humana a los sistemas naturales. La transparencia radical convierte el conocimiento del impacto que provocan los distintos  productos en una fuerza que puede influir de sistemática e las ventas. En este sentido, la transparencia radical cuenta con una nueva generación de aplicaciones tecnológicas que permiten procesar informáticamente inmensas bases de datos  y ofrecernos un resumen de sus conclusiones que facilite el proceso de toma de decisiones.

Cuando conozcamos el verdadero impacto de nuestras decisiones, podremos utilizar esa información para provocar cambios que nos orienten en una dirección más adecuada.

La transparencia radical nos permitirá advertir las consecuencias de las cosas que fabricamos, vendemos, compramos y descartamos, un conocimiento que va mucho más allá de la zona de confort habitual en la mayoría de las empresas. También remodelará el entorno del mercado, promoviendo la aceptación de una extraordinaria variedad de tecnologías y de productos más "verdes" y más "limpios" y, de ese modo, nos obligará a cambiar.

3.2.        INTELIGENCIA ECOLÓGICA

La expresión inteligencia ecológica ilustra a la perfección la capacidad de aplicar nuestro conocimiento de los efectos de la actividad humana para hacer el menor daño posible a los ecosistemas y vivir de un modo sostenible en nuestro nicho, que, en el momento actual, abarca la totalidad del planeta.

La capacidad estrictamente humana de adaptar nuestra forma de vida a casi cualquier extremo climático o geológico que la tierra nos brinda es realmente ejemplar.

La expresión contemporánea de inteligencia ecológica ha expandido la capacidad natural de los pueblos nativos para categorizar y reconocer pautas hasta el desarrollo de las ciencias como la química la física y la ecología, aplicando las lentes de esas disciplinas a cualquier lugar en el que operen los sistemas dinámicos, desde la escala molecular hasta la escala global. Este conocimiento del modo en que  funcionan las cosas y la naturaleza incluye el reconocimiento y la comprensión de las muchas interacciones existentes entre los sistemas fabricados por el ser humano y los sistemas naturales o lo que Daniel Goleman denomina inteligencia ecológica.

La inteligencia ecológica combina todas esas habilidades cognitivas con la empatía hacia toda forma de vida.
La inteligencia ecológica extiende la capacidad a todos los sistemas naturales, desplegando la misma empatía donde advirtamos cualquier signo de "sufrimiento" del planeta y decidiendo mejorar las cosas. esta empatía expandida añade al análisis racional de causas y efectos la predisposición de ayudar.


3.3.        EL CEREBRO PENSANTE.
El neocórtex, el cerebro pensante, evolucionó hasta llegar a convertirse en la herramienta de supervivencia más versátil de nuestro cerebro. En este sentido, el neocórtex puede descubrir, entender y controlar lo que ocurre en regiones inaccesibles a los circuitos integrados de nuestro cerebro. Gracias a él, podemos enterarnos de las consecuencias ocultas de nuestras acciones y lo que tenemos que hacer al respecto y cultivar, de ese modo, una capacidad adquirida que nos permita compensar la debilidad de nuestras formas innatas de percibir y pensar.

3.4.         INFORMACIÓN ECOLÓGA Y BIEN COMÚN.
La naturaleza fundamental compartida de la inteligencia ecológica entra en sinergia con la inteligencia social, permitiendo la coordinación armónica de nuestros esfuerzos. La capacidad de trabajar juntos de forma eficaz que evidencia un equipo estrella combina habilidades como la empatía y la capacidad de asumirla perspectiva de los demás, la sinceridad y la cooperación para establecer vínculos interpersonales que aumentan el valor de la información. La colaboración y el intercambio de información resultan vitales para acumular las comprensiones y elaborar las bases de datos ecológicos necesarias para actuar en áreas del bien común.

3.5.        OBJETIVOS ECOLÓGICOS.

Ø  CONOCER LOS IMPACTOS.
Ø  ALIMENTAR LAS MEJORAS.
Ø  COMPARTIR LO QUE SE APRENDE
Basta con prestar atención a las consecuencias reales de lo que compramos y de lo que hacemos, tomar la decisión de llevar a cabo los cambios positivos necesarios y difundir nuestro conocimiento para que los demás pudieran también hacer lo mismo.
Lo único que tenemos que hacer es orientarnos hacia una mejora continua del impacto humano sobre la naturaleza.
3.6.        CAMBIO DE CONCIENCIA COLECTIVA VISIBLE.
Los signos de la emergencia de este cambio en la conciencia colectiva son ya visibles a nivel global, desde equipos de ejecutivos que se esfuerzan para que las actividades de su empresa sean más sostenibles hasta activistas que distribuyen bolsas de tela  para ir a la compra que reemplacen a las de plástico. En todas partes pueden advertirse ya personas de relación con la naturaleza que modifique nuestra tendencia a los logros a corto plazo por una relación a largo plazo más sana. En este sentido, los resultados de las investigaciones más prominentes sobre los innumerables peligros generados por la actividad humana sobre los ecosistemas de nuestro planeta, como los ligados al calentamiento global, no son más que un comienzo. Estos esfuerzos contribuyen a intensificar nuestra sensación de urgencia. Pero las cosas no acaban ahí. Necesitamos recopilar lo datos detallados y sofisticados que puedan guiar nuestra acción, lo que requiere de una análisis continuo, de una disciplina decidida y de la búsqueda, en suma, de una inteligencia ecológica.

IV.          ORGANIZADORES






  
V.            ANÁLISIS CRÍTICO

El saber que autoridades o jefes de empresas se están preocupando proteger la naturaleza es totalmente gratificante. Sin embargo, es necesario que la sociedad también tome conciencia de las repercusiones de sus actividades.

Por otro lado, depende también de la conciencia de cada persona para con el plañera. Es necesario nos informemos del verdadero impacto que ocasionamos diariamente, para luego tomar conciencia y, frente a esto, tomar decisiones acertadas que contribuirán a mejorar las relaciones del hombre con su medio.

VI.          CONCLUSIONES

La información del impacto de nuestras actividades resulta importante para la comprensión, toma de conciencia y las decisiones acertadas.

El compartimiento de los saberes ecológicos se torna vital, ya que necesitamos que cada vez haya más personas comprometidas a contribuir al cambio ecológico de nuestro planeta.


Bibliografía

Goleman, D. (2009). Inteligencia ecológica. Barcelona: Kairós.



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