I.
TÍTULO.
Inteligencia
ecológica.
II.
RESUMEN.
La inteligencia Ecológica
consiste en el entendimiento del mundo natural incluyendo las plantas, de los
animales y la observación científica de la naturaleza, se desarrolla la habilidad
para reconocer y clasificar individuos, especies y relaciones ecológicas.
Consiste en comprender qué consecuencias tienen sobre el medio ambiente las decisiones que tomamos en nuestro día a día e intentar, en la medida de lo posible, elegir las más beneficiosas para la salud del planeta. La paradoja reside en que cuanto más coherentes somos con su bienestar, más invertimos en el nuestro.
Consiste en comprender qué consecuencias tienen sobre el medio ambiente las decisiones que tomamos en nuestro día a día e intentar, en la medida de lo posible, elegir las más beneficiosas para la salud del planeta. La paradoja reside en que cuanto más coherentes somos con su bienestar, más invertimos en el nuestro.
“No basta con reciclar. Ni con comprar alimentos
biológicos. Ni con cambiar las bombillas o desconectar los enchufes…
Esos pasos son necesarios pero insuficientes, porque lo que hay que cambiar
realmente es nuestro modo de pensar. Todos nuestros actos tienen un impacto en
el medio ambiente: negarlo es de ignorantes”Llevamos siglos despreciando y
explotando a la Naturaleza, pero ahora se ha llegado al extremo de que para
continuar con nuestro modelo de crecimiento y consumo se
necesitarían 5 planetas y esto es insostenible en un mundo finito e
injusto entre los países.
Goleman afirma que el problema tiene su raíz
en la desconexión profunda entre
el hombre y la naturaleza que se produce con la revolución
industrial:
·
“Mientras la gente vivía en las
granjas y en contacto con la tierra, existía una memoria ecológica que pasaba
de generación en generación.
·
La
empatía con la naturaleza suele ir unida a su capacidad de distinguir y
categorizar ejemplares biológicos y geológicos.
·
Además de
tener una fuerte conexión con el mundo natural, estas personas también adoran
los libros y los documentales sobre naturaleza.
III.
ABSTRACK.
The naturalist intelligence is the
understanding of the natural world including plants, animals and scientific
observation of nature, develops the ability to recognize and classify
individuals, species and ecological relationships.
Is to understand what impact they have on the
environment the decisions we make in our day to day and try as far as possible,
choose the most beneficial to the health of the planet. The paradox is that the
more consistent we are with their welfare, the more we invest in ours.
"Not enough to recycle. Not to buy
organic food. Not to change the bulbs or disconnecting plugs ... These steps
are necessary but insufficient, because it really needs to change is our
mindset. All our actions have an impact on the environment: deny is ignorant
"We disregarding centuries and exploiting nature, but now it has gone so
far that to continue our growth and consumption model would need five planets
and this is unsustainable in a finite world and unjust among countries.
Goleman says the problem is rooted in the deep
disconnect between man and nature that occurs with the industrial revolution:
• "As people lived on farms and in
contact with the ground, there was a passing of ecological memory generations.
• Empathy with nature is often linked to its
ability to distinguish and categorize biological and geological specimens.
• In addition to having a strong connection to
the natural world, these people also love books and nature documentaries
I.
TEMAS
Y ARGUMENTOS:
Una
entrevista para ver como desarrollan su inteligencia naturalista o ecológica
por Daniel Goleman:
Qué
le ha llevado a zambullirse en la ecología?
La sensibilidad por querer escuchar y comprender los mensajes que nos está enviando nuestra casa, el planeta Tierra. Por mucho que lo asfaltemos con sistemas sociales y económicos, este ente vivo sigue estando ahí, ofreciéndonos lo que necesitamos para sobrevivir y disfrutar de esta maravillosa experiencia de aprendizaje y evolución a la que llamamos “vida”. Tras muchos siglos de ignorar, manipular e incluso violar el medio ambiente, éste parece estar reclamando a las empresas y a la sociedad que lo tengamos en cuenta cada vez que tomemos decisiones relacionadas con la producción y el consumo.
Usted afirma que “los cambios suelen producirse cuando ya no queda otro remedio”
Y en este caso, más que nunca, pues nuestra percepción como seres humanos no está diseñada para procesar la destrucción del planeta, lo que dificulta la movilización para el cambio. En general, seguimos sin saber el verdadero impacto ecológico de los productos que consumimos. Debido a esta ignorancia y la inconsciencia de no querer aprender, la mayoría somos víctimas y verdugos de la paulatina degradación del medio ambiente. Aquí no hay culpables. Sólo responsables. Basta con que nos miremos al espejo. La solución pasa por desarrollar nuestra inteligencia ecológica.
¿En qué consiste?
La inteligencia ecológica es la capacidad de vivir tratando de dañar lo menos posible a la naturaleza. Consiste en comprender qué consecuencias tienen sobre el medio ambiente las decisiones que tomamos en nuestro día a día e intentar, en la medida de lo posible, elegir las más beneficiosas para la salud del planeta. La paradoja reside en que cuanto más coherentes somos con su bienestar, más invertimos en el nuestro.
¿A qué se refiere?
Si nos fijamos, lo que la sociedad considera normal está muy lejos de ser natural. Basta con entrar en un supermercado para comprobarlo. Nuestra comida no procede del huerto, sino del laboratorio. Y aunque nos cueste reconocerlo, no somos hijos de la tecnología, sino de la naturaleza. Así, desarrollar nuestra inteligencia ecológica no es más que tomar decisiones que nos permitan recuperar el contacto con lo que verdaderamente somos, lo que mejora nuestra salud física y emocional.
¿Se refiere al consumo consciente?
Exacto. Donde ponemos nuestro dinero, ponemos nuestra energía. Y con ésta se crea el mundo. Si nadie compra un determinado producto o servicio, desaparece del mercado. El consumo consciente parte de la responsabilidad personal (compro lo que necesito y no lo que la publicidad me hace desear) y de la consciencia ecológica (me informo de si lo que compro se fabrica respetando el medio ambiente).
¿Y qué hay de las empresas que los producen y venden?
Cuanto más se despierte esta consciencia en la sociedad, más rápidamente deberán cambiar y evolucionar para adaptarse y sobrevivir económicamente. La revolución está en manos de los consumidores. De ahí que lo mejor que podemos hacer es apoyar el CONSUMO ECOLÓGICO en toda la gama de productos y servicios que ofrece en la actualidad.
La sensibilidad por querer escuchar y comprender los mensajes que nos está enviando nuestra casa, el planeta Tierra. Por mucho que lo asfaltemos con sistemas sociales y económicos, este ente vivo sigue estando ahí, ofreciéndonos lo que necesitamos para sobrevivir y disfrutar de esta maravillosa experiencia de aprendizaje y evolución a la que llamamos “vida”. Tras muchos siglos de ignorar, manipular e incluso violar el medio ambiente, éste parece estar reclamando a las empresas y a la sociedad que lo tengamos en cuenta cada vez que tomemos decisiones relacionadas con la producción y el consumo.
Usted afirma que “los cambios suelen producirse cuando ya no queda otro remedio”
Y en este caso, más que nunca, pues nuestra percepción como seres humanos no está diseñada para procesar la destrucción del planeta, lo que dificulta la movilización para el cambio. En general, seguimos sin saber el verdadero impacto ecológico de los productos que consumimos. Debido a esta ignorancia y la inconsciencia de no querer aprender, la mayoría somos víctimas y verdugos de la paulatina degradación del medio ambiente. Aquí no hay culpables. Sólo responsables. Basta con que nos miremos al espejo. La solución pasa por desarrollar nuestra inteligencia ecológica.
¿En qué consiste?
La inteligencia ecológica es la capacidad de vivir tratando de dañar lo menos posible a la naturaleza. Consiste en comprender qué consecuencias tienen sobre el medio ambiente las decisiones que tomamos en nuestro día a día e intentar, en la medida de lo posible, elegir las más beneficiosas para la salud del planeta. La paradoja reside en que cuanto más coherentes somos con su bienestar, más invertimos en el nuestro.
¿A qué se refiere?
Si nos fijamos, lo que la sociedad considera normal está muy lejos de ser natural. Basta con entrar en un supermercado para comprobarlo. Nuestra comida no procede del huerto, sino del laboratorio. Y aunque nos cueste reconocerlo, no somos hijos de la tecnología, sino de la naturaleza. Así, desarrollar nuestra inteligencia ecológica no es más que tomar decisiones que nos permitan recuperar el contacto con lo que verdaderamente somos, lo que mejora nuestra salud física y emocional.
¿Se refiere al consumo consciente?
Exacto. Donde ponemos nuestro dinero, ponemos nuestra energía. Y con ésta se crea el mundo. Si nadie compra un determinado producto o servicio, desaparece del mercado. El consumo consciente parte de la responsabilidad personal (compro lo que necesito y no lo que la publicidad me hace desear) y de la consciencia ecológica (me informo de si lo que compro se fabrica respetando el medio ambiente).
¿Y qué hay de las empresas que los producen y venden?
Cuanto más se despierte esta consciencia en la sociedad, más rápidamente deberán cambiar y evolucionar para adaptarse y sobrevivir económicamente. La revolución está en manos de los consumidores. De ahí que lo mejor que podemos hacer es apoyar el CONSUMO ECOLÓGICO en toda la gama de productos y servicios que ofrece en la actualidad.
Así
que el futuro pinta verde…
¡Sin duda! La revelación ecológica nos abre un horizonte económico hasta ahora inédito que consiste en implantar una regulación que aporte transparencia al mercado y nos permita conocer el impacto oculto de nuestras compras. De ese modo, los consumidores tendremos una detallada información sobre el impacto de nuestras decisiones, muy parecida a la que emplean los analistas de mercado para ponderar los beneficios y las pérdidas de las empresas. En un máximo de 20 años, las empresas que apuesten por la sostenibilidad se verán recompensadas, mientras que las que se resistan al cambio tenderán a desaparecer.
¡Sin duda! La revelación ecológica nos abre un horizonte económico hasta ahora inédito que consiste en implantar una regulación que aporte transparencia al mercado y nos permita conocer el impacto oculto de nuestras compras. De ese modo, los consumidores tendremos una detallada información sobre el impacto de nuestras decisiones, muy parecida a la que emplean los analistas de mercado para ponderar los beneficios y las pérdidas de las empresas. En un máximo de 20 años, las empresas que apuesten por la sostenibilidad se verán recompensadas, mientras que las que se resistan al cambio tenderán a desaparecer.
I.
APRECIACIÓN
CRITICA:
Como nos podemos dar cuenta que la
inteligencia ecológica nos habla de cómo debemos cuidar la naturaleza tanto a
la atmosfera, geosfera, biosfera, sociosfera, etc. Nuestra ignorancia ecológica
del mercado nos conduce a admitir la mentira vital de lo que no sabemos a no
vemos carece de importancia, pero la sociedad genera muchos problemas que
pueden amenazar al medio ambiente y a nuestra salud. La sociedad tiene muchas
facilidades para poder cuidar y proteger el medio ambiente así como nos habla
el autor en su libro de la inteligencia ecológica. Por ejemplo reciclando, no
utilizando los fertilizantes si no
abonos naturales, etc. Tenemos que aumentar nuestra sensibilidad para llegar a
registrar las amenazas que quedan fuera de los límites del radar de alarma del
sistema nervioso.
II.
CONCLUSIONES:
Del mismo
modo, la inteligencia ecológica extiende esta capacidad a todos los sistemas
naturales, desplegando la misma empatía. Como sabemos vivimos inmersos e n
sistemas ecológicos y que para mejor o
para peor, nuestra actividad afecta la naturaleza, al igual que ella nos afecta
a nosotros. El ecologista de un bosque, por ejemplo, es el resultado de una
compleja y equilibrada interrelación entre plantas, animales, insectos y hasta
las bacterias del suelo donde explotan su propio nicho ecológico.
El
principal problema que conlleva la exposición a miles de productos químicos se derriba
del hecho de que la naturaleza economiza empleando la misma estructura
molecular para propósitos muy diversos.
Una práctica muy común en muchas partes del mundo, donde los consumidores donde
los consumidores se ven obligados a comprar las bolsas de plástico en los
supermercados o llevar las suyas propias una costumbre que, por cierto, esta
extendiéndose rápidamente por todas las tiendas.
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